ACADEMIA XXII, Año 10, No. 19, Junio 2019.

Diseño y emociones
¿Qué puede aportar el diseño emocional a los contextos social y ambiental actuales?

A partir de los años ochenta del siglo pasado, el interés desarrollado por las ciencias sociales, biomédicas y las disciplinas humanistas en el estudio de los afectos, pasiones, emociones y sensibilidades se ha ido consolidando en el espectro del conocimiento académico científico-tecnológico. Como consecuencia, se ha producido un cambio de perspectiva analítica denominado ‘giro afectivo’

‘Afecto’ es la interrelación entre todas las cosas. Es decir, la constitución de los cuerpos en lo objetual, lo discursivo, lo espacial, lo procesual, etcétera, es una constante performación del contacto de unos con otros. En tal medida, la dimensión afectiva, este ‘campo de fuerza’ de encuentros y prácticas preconscientes que anteceden a cualquier cuerpo individual o subjetivo, funciona como una suerte de motor vital que afecta las capacidades de los cuerpos.

El producto de la experiencia subjetiva cultural de esta dimensión afectiva de la realidad son las ‘emociones’. Consideradas en su campo léxico, son de gran riqueza y complejidad; su espectro semántico no es universal, pues está sometido a una dimensión cultural e histórica. El registro lingüístico sobre la experiencia subjetiva que denominamos en español ‘emoción’ –y que en inglés, por ejemplo, en ocasiones se denomina feelings y en otras emotions– es sumamente amplio y requiere un constante acuerdo académico interdisciplinario, científico-humanista, en cuanto a su definición semántica y analítica. En este sentido, en el ámbito de las ciencias sociales, los estudios culturales de las emociones las incorporan como categoría de análisis en un registro postafectivo, como una ‘construcción cultural’ de la experiencia cuerpo-mente.

Con este marco epistémico, en las ciencias sociales se han propuesto categorías de análisis fundamentalmente de índole político-social, como ‘comunidades emocionales’, ‘regímenes emocionales’ y ‘economías o circulaciones emocionales’, entre otros. Esta aproximación desde lo social, histórico y geográfico a los afectos y las emociones complementa otra perspectiva del giro afectivo cuyo punto de apoyo es el problema mente-cuerpo desde la antropología, la psicología, la filosofía, los estudios sociales de la ciencia y tecnología, y las ciencias biomédicas.

El circuito académico norteamericano ha incorporado estudios sobre las emociones a la investigación del diseño, particularmente a través del segundo cuerpo disciplinario. La gestión del afecto y la gestión de las emociones han sido temáticas protagónicas en este particular circuito universitario. Se las ha desarrollado desde los años sesenta en temas de inteligencia artificial, en los estudios sociales de la ciencia y tecnología y en la traducción operativa de la investigación en sistemas mediáticos y mercadotecnia. Cabe señalar que la incursión del diseño latinoamericano en el contemporáneo giro afectivo ha estado mediada, en buena medida, por esta particular cultura epistémica y textual.

En el presente número, el dossier de Academia xxii explora la relación entre el diseño y la emociones a través de un espectro que se interesa en la mediación de éstas últimas en lo social, más allá de la operatividad y agencia afectiva entre el objeto y el sujeto. Agradecemos a nuestra editora invitada, la doctora en Proyectos de Innovación Tecnológica, Deyanira Bedolla Pereda, por su muy gentil colaboración en la confección de este número.

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Ciudad Universitaria, junio de 2019
Johanna Lozoya

ACADEMIA XXII, Año 10, No. 19, Junio 2019, es una publicación semestral, editada por la Universidad Nacional Autónoma de México, Recuperado de http://revistas.unam.mx/index.php/aca   12 de julio de 2019

 

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